jueves, 28 de noviembre de 2013

La basura llega a lugares remotos

Quienes sueñan con alejarse del mundanal ruido deben enfrentarse a una triste realidad: no es posible escapar de la basura.
 
En marzo de 1991, el zoólogo británico Tim Benton dio un paseo de kilómetro y medio por una playa desierta de la isla de Ducie (Pacífico Sur), situada unos 6500 kilómetros al noreste de Nueva Zelanda.
 
A pesar del aislamiento del lugar (el sitio escasamente habitado más cercano es la isla de Pitcairn, situada a unos 500 kilómetros de allí), Benton encontró en la playa 953 objetos que las olas habían dejado en tierra.
 
Entre toda esa basura había boyas, bombillas eléctricas, zapatos, juguetes, latas y diversos fragmentos de objetos de plástico. Ninguno de estos hallazgos habla bien de cómo están los océanos ni de la preocupación por la limpieza de los navíos que los surcan.
 
Después de las boyas, el mayor volumen de basura lo constituían las botellas de vidrio, que sumaban 171 y provenían de 15 países. Más de una tercera parte eran botellas de whisky. Si bien ninguna contenía mensaje, es de por sí un claro mensaje que hayan ido a parar, entre tantos otros desechos, a uno de los lugares más remotos de la Tierra.
 
Fuente: The Economist
 



Isla Pitcairn




No hay comentarios:

Publicar un comentario