No se turbe vuestro corazón...
En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Juan 14:1 y 16:38
No se puede negar que hay dificultades en el camino del creyente. Muchas personas hablan raramente de ellas. No quieren admitir las serias realidades de la vida.
Quieren persuadirnos de que no se deben sentir las penas, los disgustos y las pruebas. Tales personas no pueden alentar a los que están abatidos, pues son incapaces de comprender a las almas que pasan por la lucha.
¿Cómo se esforzó Moisés para alentar el corazón de sus hermanos? "No desmayes...porque el Señor tu Dios está en medio de tí, Dios grande y temible" (Deuteronomio 7:21). Este era el verdadero aliento: los enemigos estaban presentes, pero Dios es un refugio seguro.
Del mismo modo, Josafat, acosado por el enemigo, buscaba alentar a sus hermanos orando a Dios y diciendo: "Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones?... ¡Oh, Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos" (2 Crónicas 20:6 y 12).
Este es el secreto: los ojos descansan en Dios; su poder interviene y todo está en orden. "Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Romanos 8:31).
Moisés va al encuentro de los temores que surgen del corazón de Israel: "Si dijeres en tu corazón: Estas naciones son mucho más numerosas que yo..." (Deuteronomio 7:17). Sí, pero no son más fuertes que el Dios Todopoderoso. ¿Quién podrá resistirle?
C.H.M.
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