Como olas sucesivas, siete pruebas se desencadenan sobre Job. El enemigo ha herido al patriarca varias veces: en sus bienes (tres veces), en sus hijos y luego en su salud.
El sexto golpe le fue dado por su propia mujer, pero el hombre de Dios permaneció inquebrantable.
Viene entonces la séptima prueba y de donde él no lo esperaba. Tres venerables amigos se han encontrado para hacer a Job una visita de pésame. Y lo que los furiosos asaltos de Satanás no consiguieron, la gestión de sus amigos lo va a lograr.
Están ahí mudos, considerando en su desolación a aquel a quien habían conocido y honrado en su prosperidad. Darles su miseria en espectáculo es más de lo que Job puede soportar. Entonces maldice su día.
Job desea su muerte, pero Dios en su sabiduría y amor no había permitido a Satanás llegar hasta ese punto. (Job 3:1-10 y 20-26)
Job responde mostrando que, aún cuando no tiene nada más, por gracia continúa temiendo a Dios. (Job 1:22).
No hay comentarios:
Publicar un comentario