Para leer la Biblia, lo importante es empezar. Si no entiende algo, salte el pasaje y siga la lectura.
En el primer capítulo del Nuevo Testamento hay, por ejemplo un versículo que afirma: "Jesús salvará a su pueblo de sus pecados" (Mateo 1:21).
Entonces usted dirá: ¡Esto lo entiendo, es para mí! Deje que Dios le hable así, por medio de la Biblia.
Tómese cada día el tiempo de leer la Biblia de Dios y de pedir en oración: ¡Señor, dame tu luz! ¡Dame la inteligencia para entender! ¡Ilumina mi corazón, mi pensamiento y mi alma!
Si quiere ser un hijo de Dios, no permita que nadie influya negativamente sobre la lectura de su Biblia. Ella misma dice que ha sido escrita por hombres inspirados por el Espíritu Santo.
Al leerla, muy pronto, usted notará que un espíritu divino está presente en ella. Colóquese bajo la autoridad de la Palabra de Dios. Ella es la Verdad!
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