¿Qué es nuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. Santiago 4:14
La Sagrada Escritura atestigua varias veces que nuestra vida terrenal es de corta duración. El apóstol Santiago la llama "neblina o un vapor" según algunas versiones.
Todos hemos observado, alguna vez, la estela vaporosa de un avión volando en las alturas. Se la ve un momento y luego desaparece. Así es nuestra vida comparada con la eternidad.
En la juventud, nos cuesta reconocer este hecho. Pero escuchemos las palabras de Talleyrand, uno de los más grandes estadistas franceses. La víspera de su muerte, por la mañana, se halló sobre su mesa de noche una hoja de papel con las siguientes palabras que él mismo había escrito: "¡Ya se han ido 83 años! ¡Cuántas preocupaciones! ¡Cuántas enemistades! ¡Cuántas complicaciones! Y todo esto sin otro resultado que un total cansancio del cuerpo y de la mente; desaliento al mirar hacia el pasado y un profundo sentimiento de intranquilidad y de desesperación al mirar hacia el porvenir".
Este fue el triste fin de un hombre rico y considerado que nunca conoció ni experimentó el secreto de la verdadera felicidad.
El Señor Jesús dijo: "Todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque, ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?" (Mateo 16:25,26).
Muchas personas que fueron colmadas de riquezas, de honores y de toda clase de goces terrenales han terminado por reconocer que habían malgastado su vida, vida sin provecho para Dios ni para su alma inmortal.
La decisión de cómo y dónde pasaremos la eternidad se toma sobre la Tierra. Es necesario reflexionar en ello.
Este fue el triste fin de un hombre rico y considerado que nunca conoció ni experimentó el secreto de la verdadera felicidad.
El Señor Jesús dijo: "Todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque, ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?" (Mateo 16:25,26).
Muchas personas que fueron colmadas de riquezas, de honores y de toda clase de goces terrenales han terminado por reconocer que habían malgastado su vida, vida sin provecho para Dios ni para su alma inmortal.
La decisión de cómo y dónde pasaremos la eternidad se toma sobre la Tierra. Es necesario reflexionar en ello.
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