jueves, 7 de agosto de 2014

DEL MISMO BARRO QUE NOSOTROS

Lo siguiente es algo que impresiona a los lectores novatos de la Biblia: Abraham mintió, Jacob traicionó, Moisés murmuró y se quejó, David cometió adulterio, Pedro blasfemó.
Comenzamos a sospechar una intención: una estrategia consistente para demostrar que las figuras grandes y significativas en la vida fueron creadas del mismo barro que el resto de nosotros.
Encontramos que la Biblia es parca en la información que da sobre las personas, mientras que es generosa en lo que nos dice sobre Dios. Se rehúsa a alimentar nuestras ansias por héroes a quienes adorar. No complacerá nuestro deseo adolescente de unirnos a un club de fanáticos. La razón es, creo yo, bastante clara. Por medio de fotografías y objetos que pertenecieron a personajes famosos, autógrafos y visitas turísticas, nos asociamos con alguien cuya vida es (según nosotros) más emocionante que la nuestra. Encontramos diversión en nuestra propia existencia monótona a través de la vida de alguien exótico.
Las Escrituras, sin embargo, no participan en este juego. En la vida de la fe cada persona descubre todos los elementos de una aventura única y original.
Veamos lo que es posible: Cada uno de nosotros somos capaces de vivir una vida entusiasta que sobrepase los límites de un estereotipado envase que una sociedad cohibida  por el pecado provee.
Jeremías es, en mi opinión, un "modelo de hombre", una vida de excelencia que los griegos llamaron areté. En Jeremías está muy claro que la excelencia viene de una vida de fe, de estar cada vez más interesado por Dios que en sí mismo, y que tiene casi nada que ver con comodidades, fama o logros personales en la historia. Jeremías estimula mi pasión por una vida plena.
La gente buena, de vidas virtuosas, parecen un poco tontas. Jeremías es una impresionante excepción. Lo cautivante en este hombre es su bondad, su virtud, su excelencia. Tuvo una vida plena. No tuvo una vida color de rosa, al contrario, atravesó tormentas violentas de hostilidad y la furia de la duda amarga.
El consejo bíblico sobre este asunto es claro: "No se haga mi voluntad, sino la tuya".
La única manera en la que cada uno de nosotros puede tener una vida plena es a través de una vida de fe radical en Dios.
La vida es difícil, Jeremías, ¿Te vas a rendir  con la primera oposición que se te presente? Te llamé para que tuvieras una vida plena, para que buscaras la rectitud, para que fijaras tu rumbo hacia la excelencia. Te llamé a una vida con propósito más allá de lo que crees que eres  capaz de vivir y te prometí las fuerzas adecuadas para cumplir tu destino. Ahora, a la primera señal  de dificultad te quieres rendir. Si estás fatigado con esta muchedumbre corriente de mediocres apáticos, ¿cómo estarás cuando la verdadera carrera comience, la carrera  contra los rápidos y determinados caballos de la excelencia? ¿Qué es lo que realmente quieres, Jeremías, arrastrarte con la multitud, o correr con los caballos?
Cuando la respuesta llegó, ésta no fue verbal sino biográfica. Su vida fue la respuesta: "Competiré con los caballos".
 
 
 
Extracto tomado del libro: Correr con los caballos
Autor: Eugene Peterson
Editorial Patmos
Miami, Florida
2006

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