Partiendo del hecho de que los seres humanos tenemos una distinta forma de pensar y de ver el mundo, en cualquier momento tendremos conflictos con otros.
Dios nos creó con nuestra propia huella dactilar, eso quiere decir que somos diferentes. Por eso, siempre existirá dos versiones de la realidad y cada uno buscará demostrar que tiene la verdad de esa realidad.
En el capítulo 14 del libro de Romanos, Pablo nos persuade a que nos recibamos no para criticar, no para generar discusiones, ya que el principio es reconocer que somos diferentes. Que podemos estar unidos respetando nuestra individualidad; pero aceptándonos, a la vez, por el principio del amor.
Pablo presenta dos aspectos muy típicos que generan discusiones: La comida y los días que se dedican a Dios. El concepto es que se debe respetar las convicciones individuales y no juzgar a los hermanos por sus cosmovisiones diferentes.
Otra manera de resolver los conflictos adecuadamente es ceder por amor. Así, la persona madura cede por amor al hermano débil.
La Biblia nos muestra la forma de resolver conflictos en base a la Ley del Amor:
1. Hacer todo para la gloria de Dios (1 Co. 10:31).
2. Sacar la viga de mi ojo, antes de sacar la astilla del ojo ajeno (Mt. 7:5).
3. Restaurar con mansedumbre (Ga. 6:1).
4. Proceder a la reconciliación, construyendo puentes de paz (Mt. 5:24).
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